La dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 hizo desaparecer a 30.000 personas, entre ellos a 1900 judíos. El porcentaje de judíos entre los perseguidos supera varias veces la proporción de judíos en la población general. El informe “Nunca Más” elaborado por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) relata como recibían un trato más agresivo por ser judíos. El 8 de diciembre de 2004 la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos y la AMIA colocaron un altorrelieve en homenaje a los desaparecidos judíos durante la última dictadura. Esta obra de arte diseñada por Sara Brodsky, madre de Fernando, desaparecido, está ubicada en la entrada de la institución, en la plaza seca; junto con el recuerdo de los asesinados en los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA.
Los familiares llevan los nombres grabados en el alma y aun buscan los cuerpos y exigen castigo para los culpables. Miles de cadáveres de aquellos años fueron arrojados al río. Nada ahogara la memoria.
En la inauguración de la obra estaba presente el entonces Presidente de la República Argentina Néstor Kirchner, entre otros, Brodsky dirigió unas palabras: “Para comunicar el dolor de padres, hermanos, amigos, es este ALTORRELIEVE.
Por el reconocimiento de parte de la comunidad judía en nuestra lucha y entender nuestra búsqueda, es este ALTORRELIEVE.
Por seguir en nuestro país Argentina con esperanzas, defendiendo nuestra identidad por verdad y JUSTICIA, es este ALTORRELIEVE. “
Según explicaba Sara Brodsky en diciembre del 2004 la obra significaba La Menorah. Siete Velas.
“Las primeras dos velas de abajo, parcialmente destruida por lo ocurrido en nuestra sociedad con la dictadura que violó los Derechos Humanos se inclinan hacia las raíces. Las dos velas del medio vibran y contienen a los pequeños desaparecidos; buscarlos y encontrarlos es nuestra esperanza. Las dos velas siguientes simbolizan los rezos y el pedido de que no haya más campos de concentración se convierta en realidad. La séptima vela nos sostiene e ilumina”.